Capítulo 4: Los Sorbesopas

En esta ocasión vamos a centrarnos en una clase de persona que te desquicia a la hora de comer.

Todos sabemos que tomar un plato de sopa como es debido es una tarea hercúlea, solo al alcance de dioses terrenales. Es por eso que casi todos hemos tenido que convivir con el clásico notas que absorbe la sopa de la cuchara cual aspiradora de los Teletubbies.

Estos cabezabuque los puedes topar en cualquier restaurante o en el salón de tu casa. Si te los encuentras tendrás la sensación de que un oso hormiguero está comiendo contigo, ya que un perro es más delicado tomando la sopa.

Si quieres evitar que te saquen de tus casillas y tienes miedo a perder los estribos arrancándoles la cabeza tras un ataque de ira, puedes sugerirles que se la beban en lugar de tomarla con cuchara. Si la respuesta es negativa, siempre puedes coger un embudo, enchufárselo en toda la boca y hacerle tragar de un golpe el plato de sopa hirviendo. Yo soy un oso belicoso e impaciente, por lo que suelo optar directamente por la segunda opción.

Desde este blog pido que el código penal incluya algún castigo a estos marranos.



Capítulo 3: Los modernillos anglicistas

En los últimos tiempos estamos viendo como proliferan los personajes que para parecer más interesantes utilizan palabras inglesas sin ningún tipo de necesidad. 

La moda "youtuber" es, posiblemente, la que más ha emponzoñado el idioma obligándonos a sufrir tremendas úlceras debido a los cansinos que torpedean las conversaciones con "lol", "what the fuck", "oh my god" y demás memeces. Aquí englobaríamos a niños y jóvenes que para encajar y creerse más graciosos se dedican a soltar por la boca diferentes anglicismos totalmente innecesarios que, para más inri, ni siquiera conocen su significado en la mayoría de los casos. "Si mi youtuber favorito lo dice, mola y lo repetiré hasta la saciedad". Estos desgraciados no se ríen, dicen "looool". Al exaltarse dicen "güadafak" o en su defecto, "oumagad". Para ellos todo es "random" aunque no sepan lo que quiere decir. Se pasan el día haciéndose "selfies" y todos se definirán como "gamers". Además, copiarán todo lo que su "influencer" de cabecera realice.

Los más mayores no se libran de la gilipollez. En el mundo empresarial y del marketing nos encontramos con nuevos anglicismos innecesarios que harán que una conversación con uno de estos modernillos resulte totalmente insufrible. Los autónomos de toda la vida pasan a ser "freelancers" y los directores "CEOs". Los patrocinadores son "sponsors" y no hacen publicidad sino "advertising". Para estos sujetos será de vital importancia el "networking" y el "benchmarking". Y, por supuesto, todos estarán guiados por los "speechs" de su "coach".

A nivel de calle vemos que la plaga de modernillos anglicistas nos inunda con sus "muffins", "brownies" y "cupcakes". Para quemar las calorías acumuladas de la ingestión de esos productos, se convierten en "runners" o se dedican a hacer "trekking". Para relajarse, se van de "weekend" a una casita rural o ven los "shows" que su canal de televisión favorito emite en "prime time".
Por desgracia, existen cientos de anglicismos absurdos que se podrían añadir a éstos, pero nos llevaría el día citarlos. 

Durante años hemos convivido con ellos y la forma de extinguirlos es, por el momento, imposible de adivinar. Mientras los científicos no encuentren una cura a la imbecilidad nos veremos obligados a mandarlos a la mierda si no queremos que nuestras úlceras nos provoquen graves anemias debido a la pérdida de sangre. 

Se despide de vosotros Fructuoso, el Oso Belicoso.




Capítulo 2: Los izquierdistas de la carretera

La carretera saca lo peor de alguna gente y yo soy uno de esos que se encoleriza de forma sobrenatural al volante. Y es que estamos rodeados de imbéciles al volante que, o bien no saben circular o van a su bola como si fueran los únicos sobre la calzada.
De entre todos esos desgraciados, hoy me centraré en esa gentuza que va continuamente por el carril de la izquierda. Les denomino "izquierdistas" de la carretera.
Estos ejemplares podrás encontrarlos en autovías, autopistas o carreteras de más de un carril. Les importa una mierda la velocidad a la que puedan ir o si van o no a adelantar a otro vehículo, ellos son firmes a sus convicciones y se colocarán a la izquierda durante todo el trayecto con la única finalidad de tocar los pendientes reales. En un primer momento, intentas colocarte tras ellos esperando que se den por aludidos. Posteriormente, les das un pequeño fogonazo a ver si se apartan. Al no tener éxito, utilizas tu último recurso, la bocina, pero no contentos con seguir jodiendo se pondrán a bracear y protestar. Llegamos al momento justo en el que empiezas a saborear la bilis que ha subido por todo tu esófago, pisas el acelerador con bravura y le adelantas por la derecha mientras le muestras tu dedo corazón en una peineta perfectamente ejecutada.
Tras sacarte al desgraciado en cuestión de encima, deberás rezar para que después del tremebundo sufrimiento padecido no te encuentres a la guardia civil y te multe por adelantar por la derecha mientras el otro capullo se va de rositas.